jueves, 19 de julio de 2012

El libro que no puede esperar

¡Buenos días, gentes!

Para quienes todavía no lo conozcan, "El libro que no puede esperar" es un libro cuya tinta se evapora progresivamente en contacto con la luz y el oxígeno. El lector, por tanto, tan solo dispone de sesenta días para leer el libro a partir del momento en que lo saca de la bolsa en la que va envasado al vacío. Obviamente, cuanto más tiempo esté expuesto a la luz, más rápido se consumirá la tinta. 

La iniciativa surgió en Argentina, a manos de la editorial Eterna Cadencia, con la intención de promocionar a nuevos escritores. Lo que se pretende es evitar esa tendencia que tenemos algunos de comprar libros a mansalva y dejarlos olvidados en la estantería hasta que recordamos que están ahí o, simplemente, llega el momento en que nos sentimos con ganas de leerlos. Admito que como idea está bien. Todo lo que sea promocionar nuevos escritores y, a la vez, hacer que la gente lea, me gusta. Pero no me acaba de convencer este método.
¿Qué se supone que haces con ese libro una vez ha desaparecido el texto? Sí, puedes usarlo como si fuera un diario, incluso puedes escribir tu propio libro de cuentos en él. Siempre es bonito tener un libro en blanco para poder escribir lo que quieras pero... ¡Ostras! ¡Has pagado por él! ¡No puede desaparecer! ¿Qué pasa si esos cuentos te gustan mucho ("El libro que no puede esperar" es una recopilación de cuentos de diferentes autores argentinos) y quieres releerlos después de tres, cuatro o cinco meses? ¡Ya no estarán ahí para ti! ¡Es horrible!
Personalmente no me imagino comprando un libro así. Cuando compro un libro me gusta saber que me esperará y estará ahí por mucho que pasen los años; que podré releerlo cuantas veces quiera; y que podré visitar los trocitos que más me gustaron cuando me apetezca. Podré prestarlo, darlo a la biblioteca o conservarlo única y exclusivamente para mí como si fuera una princesita encerrada en la torre más alta del castillo. Lo lamento pero, para mí, comprar un libro que sé que va a desaparecer en sesenta días no tiene ningún sentido.

Si a los lectores les motiva tener una cuenta atrás siempre pueden cogerlo de la biblioteca y devorarlo antes de que les venza el período de préstamo. En cuanto a promocionar la lectura y dar a conocer a autores noveles, hay muchas formas para ello, tal vez no tan originales, pero desde luego tanto o más efectivas.

 A continuación os dejo un vídeo promocional de la criatura: